La oración
“La oración es un ejercicio de pasión; no de indiferencia” — R.C. Sproul.
Oración de hoy

Oración de la mañana
Buen día mi Señor y mi Dios, en este amanecer Te doy gracias, por darme el don de escuchar a los pájaros cantar, por otro día más de vida, por sentir que me llamas para iniciar contigo mi oración en este nuevo día, lleno de felicidad con mi familia, mis hijos, mis padres, por darme la posibilidad de poner mis dones al servicio de tu iglesia en el trabajo, con mis compañeros, en el estudio. Te doy gracias, Padre, Por este AMOR que manifiestas en mí, y con misericordia que se derrama en mi vida. Gracias por estar siempre a mi lado, porque sé que me estás cuidando siempre y en todo lugar, porque sé que me estás bendiciendo en todas mis actividades diarias. Amén, Amén y Amén.
DP. Héctor Joaquín Ayala Hurtado

“Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo”
Señor, todos los días la prensa nos habla de muertes, violencias, guerras, asesinatos. Las malas noticias nos agobian. Por eso yo quiero venir hoy a Ti a escuchar tu evangelio, tu buena noticia. Y tú me la das cuando me dices que “nuestra tristeza se convertirá en gozo”. Aunque tengamos que sufrir, pasarlo mal, no es más que “un poco”. La Buena noticia que hoy me das es que “esta tristeza” será pasajera y “la alegría que me espera será eterna”.
Palabra del Papa
“Jesús, dirigiéndose a sus discípulos, afirma: «volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y nadie os quitará vuestra alegría». Son palabras que indican una propuesta rebosante de felicidad sin fin, del gozo de ser colmados por el amor divino para siempre. Plantearse el futuro definitivo que nos espera a cada uno de nosotros da sentido pleno a la existencia, porque orienta el proyecto de vida hacia horizontes no limitados y pasajeros, sino amplios y profundos, que llevan a amar el mundo, que tanto ha amado Dios, a dedicarse a su desarrollo, pero siempre con la libertad y el gozo que nacen de la fe y de la esperanza. Son horizontes que ayudan a no absolutizar la realidad terrena, sintiendo que Dios nos prepara un horizonte más grande, y a repetir con san Agustín: «Deseamos juntos la patria celeste, suspiramos por la patria celeste, sintámonos peregrinos aquí abajo». Queridos jóvenes, os invito a no olvidar esta perspectiva en vuestro proyecto de vida: estamos llamados a la eternidad. Dios nos ha creado para estar con Él, para siempre. Esto os ayudará a dar un sentido pleno a vuestras opciones y a dar calidad a vuestra existencia”. (Santo Padre emérito Benedicto XVI).
Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Guardo silencio)
Propósito: En algún momento del día me sorprenderé a mí mismo diciendo: El Padre de Jesús es mi Padre y me ama.
Dios me ha hablado hoy a mí a través de su palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Al acabar esta oración, mi corazón rebosa de gozo. El Padre, al darme a su hijo Jesús, me ha enriquecido con toda clase de bienes. Jesús se ha ido al cielo a prepararnos sitio porque es voluntad de su Padre Dios que estemos con su Hijo en el cielo para siempre, ¡Gracias, Dios mío, por tanto amor!
DP. Julio César Cabrera Ocaña

Si no me voy, no vendrá a ustedes el Espíritu Santo
San Agustín de Canterbury, Obispo
Señor Jesús, Te he pedido y en ocasiones has contestado inmediatamente… Te he pedido y en ocasiones me has recomendado esperar. Te he pedido y casi siempre me dices: «te tengo algo mejor… algo que ni siquiera puedes imaginar». Ilumina mi vida, quita el miedo de mi corazón que me ha llevado a buscar un dios fácil, un dios sin entrega, un ídolo de mi mediocridad.
Fortaléceme Señor y permíteme seguirte, no a mi ritmo, sino al tuyo. Haz que pueda buscarte siempre a ti, en todas las cosas.
Señor, ayúdame a confiar en Ti sin límites.
Virgen María, Madre mía, acompáñame en esta oración e intercede ante Dios por mí y mis necesidades pues tú también las conoces.
Señor, ¿Qué quieres hoy de mí?